Crónica desde Roma | A.U. Contrapoder

Defender la alegría, organizar la rabia

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Crónica desde Roma

“Verguenza, Verguenza”

El 14 de Diciembre la ciudad de Roma se descomponía bajo el estruendo que éstas palabras provocaban en la ciudadanía. El 14 de Diciembre mostraba el último aliento de un Primer Ministro, Silvio Berlusconi, que perdía definitivamente la confianza de la sociedad, y que aunque hubiese salido “victorioso” de la moción de censura, se reafirmaba, por última vez, en la corrupción que suponía su liderazgo. El 14 de Diciembre representaba, por otro lado, la explosión de una sociedad que, encabezada por la lucha estudiantil, se opone directamente a la precarización del conocimiento y de lo común.

La “Onda Anomala” que había surgido en 2008 contra la Ley 133, o Ley Financiera Tremonti, y la Ley 137, o Gelmini, resurgía este año con más fuerza que nunca. La Ley Gelmini consiste en la privatización de la Universidad Pública, además del aumento de las tasas de ingreso a la misma, y la reducción constante de financiación y gasto público en materia universitaria.

Las estudiantes, organizadas, capaces de superar las diferencias ideológicas de base, emprenden así una campaña unitaria, después de que esta ley hubiese sido puesta, de nuevo, en discusión en el Parlamento, para ser definitivamente aprobada entre el 20 y el 22 de Diciembre.

Bajo el nombre de “Uniti contro la crisi”, el movimiento adquiere este año composición estatal, y aunque su precursor primero sean las estudiantes, engloba a sindicatos, trabajadoras y movimientos sociales.

La rabia que éstas sienten hacia una política institucional corrupta y nefasta, se expresó el martes en una masiva manifestación que concluyó con protestas violentas.

Resulta, por otro lado, indispensable no olvidar que mientras las estudiantes son acusadas por los medios de comunicación de haber emprendido el camino de la violencia, se olvidan la represion que la policia ejerció, como es habitual, cargando con furia contra éstas.

Las estudiantes eran recibidas, aún así, entre aplausos de admiración tras los enfrentamientos: “ni siquiera nuestros padres nos decían que nos habíamos equivocado”, afirman.

Además, más allá de los enfrentamientos o movilizaciones puntuales, la manera en la que las compañeras italianas se han organizado y la falta de una alternativa institucional de izquierdas, ha permitido la creación de un discurso elaborado y crítico, desde abajo.

Discurso que adquiere temporalidad y supera la oposición a las reformas puntuales, permitiendo la creación de un verdadero proyecto político y cultural , que más allá del antiberlusconismo, pone en tela de juicio todo un sistema político institucional. Reapropiación de la riqueza social, autogestión e institucionalidad autónoma, son tan sólo algunas de las propuestas políticas.

Es indispensable, por otro lado, contextualizar la movilización italiana dentro de un plano continental europeo. Además de en Italia, en Grecia, Francia, Inglaterra o en el Estado Español, la sociedad se ha mostrado opositora a las polìticas de austeridad implantadas por los gobiernos de los respectivos países, que no responden ya a las demandas de sus ciudadanos sino a los imperativos de los “mercados”, esos actores que toman decisiones políticas y a los que nadie ha elegido. Son éstos los que pretenden, de hecho, hacer frente a la actual crisis económica recortando derechos sociales e imponiendonos un futuro precario, producto del capitalismo, que convierte el conocimiento en un mercado, y al ciudadano en un consumidor aislado.

La actividad política que se hace en Italia, desde abajo y a la izquierda, debería representar, y para nosotras representa, un ejemplo. Es mediante la organización, la inteligencia colectiva y la desobediencia que la resistencia al juego político institucional se consolida y adquiere temporalidad, permitiendo que los movimientos sociales vayan más allá de las reformas y políticas concretas, y den el paso hacia la construcción de alternativas.

Nos posicionamos en favor de la defensa del acceso libre al conocimiento, del derecho a reivindicar nuestra capacidad de disentir y de apostar por un presente y un futuro no impuesto por las necesidades de la economía actual.

Concluimos con un pequeño extracto de una carta que las compañeras de la Asamblea de Letras han dirigido a sus dirigentes políticos:

“El hombre toma conciencia de su condición de hombre sólo cuando está en movimiento, y es en este momento cuando descubre la diversión, el placer, puro, del estar juntos. La Felicidad Pública. El resto es un consciente silencio y una inquieta sensación de aburrimiento. El 14, por primera vez, ésta se manifestó. Lo que han visto no era locura, sino precisamente felicidad. Felicidad colectiva. Y esta vez sabemos a ciencia cierta que ustedes no lo podrán comprender”.


Carmen Aldama (militante de Contrapoder)